Si tan solo hubiera
sabido que no era mi abuela, no la habría asesinado.
Donde vivía la abuela, era
un fraccionamiento muy agradable, las personas se conocían y no había mucho de
qué preocuparse. La presidencia del municipio de Chihuahua, México. Enviaba tres días a la semana a una patrulla. Lo cual
daba una apariencia de seguridad en este lugar. Una apariencia de que no pasa
nada, nadie hace nada. Pero en un momento tenía que ocurrir algo.
Ella era de mucho dinero
de hecho todos sus vecinos eran de buenos empleos: abogados, políticos, médicos
eran entre este grupo de personas que se encontraban en la colonia. Pero a
comparación de los demás la abuela era modesta, ellos poseían grande casas
hermosas y bellos jardines de flores.
Pero la casa de la abuela
era sencilla a comparación de las otras casas. La casa era de dos pisos, color
blanco y completamente de madera, tenía un sótano, las puertas y ventanas
tenían unas pequeñas decoraciones de flores. El jardín frontal de la casa tenía
gran variedad de flores; jazmines, rosas, petunias y girasoles, el patío trasero
poseía dos grandes manzanos pero el recuerdo que tengo de esta casa no era tan
bello como se cree.
Mi padre vivió en este
lugar en la década de los sesenta, él tenían apenas unos diez años, yo llegue
veinte años después a la edad de cinco años más regrese a este lugar catorce
años después.
La abuela poseía un carro
Chevrolet para ser más específicos pero solo lo usaba cuando tenía que ir al
doctor o de compras. El interior del hogar era muy antiguo, aún conservaba
algunos objetos coloniales y otros de la revolución. Eran herencia de sus
abuelos.
Como de costumbre la
abuela iba los jueves al mercado por los víveres. Ese día yo había llegado a la
ciudad y me disponía a visitarla. Cuando
llegue a la casa ella aún no se encontraba pero sabía que siempre guardaba una
llave en una de sus masetas. Entre a la casa, deje una bolsa con cuerdas que
era para ella, en la mesa de la cocina.
Estuve observando el
interior de la casa era casi la misma a la de mis recuerdos infantiles pero en
este lugar había malos recuerdos de mí y mi hermano. En una ocasión mi padre
sufrió lo mismo que yo, la opresión y el castigo que era sometido por la abuela
lo traumo el resto de su vida. Nunca entendí por qué nos llevaba con ella. Pero
lo que a él le haya pasado en su estancia nunca imagino lo que le haría a sus hijos.
Paso media hora desde mi llegada a la casa. De repente escuche
que un carro se estacionaba afuera, me asome por la ventana y era la abuela. Espere pacientemente hasta que ella
se bajara del carro y llegase a la puerta, entonces yo abrí la puerta y la
abrase. Ella se asustó, intento zafarse
de mi abraso pero no se lo permití, con algo de forcejeo la lleve a la sala y
la senté en el sofá. Estaba muy aterrada. Le dije:
-Tranquila abuela, soy Óscar.
No tienes de que preocuparte.
Seguía sin reconocerme.
Solo oía su respiración entre cortada por el miedo. Volví a intentarlo:
-¡Abuela, mírame bien! No
me reconoces. ¡Soy Óscar! Tu nieto- su rostro no daba señal alguna de
reconocerme. El temor aun la agobiaba.
-¿Quién eres?- fue lo que
dijo aunque casi no captaba su voz-¿Qué haces en mi casa?
Sus palabras me calaron
mucho hace tanto tiempo que no nos veíamos para que me despreciara, bueno
siempre lo hizo.
Me enfade mucho con ella
porque no me reconocía. Pero mi mente empezó a recordar lo malo que ella fue
conmigo. Me dije –creo que se ha olvidado de mí-pero en esos momentos no le di
importancia ya que tenía algo más que hacer.
Fui a la cocina por las
cuerdas que había traído, regrese a la sala y comencé a atar a la abuela pero
no me había dado cuenta, en eso que fui a la cocina, me traje en una de las
manos un cuchillo. La abuela estaba muy atenta por esta arma, nunca se dio
cuenta que la ate con las cuerdas, estaba alerta, aunque el cuchillo solo lo
deje en la mesa. Creo que nunca imagino lo que le pasaría.
Mire el reloj, ya eran la
diez de la noche había pasado una hora desde mi llegada. Esta hora trajo a mi
memoria recuerdos: en una ocasión, aunque si mal no recuerdo fueron varias
veces, la abuela me encerraba en el sótano de su casa toda la noche sin ningún
motivo solo ella era malvada conmigo y mi hermano. Volteé hasta la puerta de
ese lugar maldito deseando que desapareciera.
-Abuela te acuerdas de
ese lugar- no respondió- yo sí y Carlos
también pero él ya no está con nosotros.
Tome el cuchillo y me
acerque a ella, veía como temblaba, le repetía las mismas palabras que me decía
cuando me encerraba:
-Todo saldrá bien,- nunca
fue verdad-esto es por mi bien al fin me librare de ti.
Posiblemente estas mismas
palabras se las decía a mi antecesor pero yo concilie la venganza esperada hace
tanto tiempo por cada uno de nosotros.
No tenía la menor idea de
cuánto tiempo tardaría en desangrarse, solo espere a que dejara de salir la
sangre. Esto se me hizo eterno. En eso vi que ella intentaba hablar pero el
pequeño corte en su garganta se lo impedía. Por unos momentos sentí lastima por
ella. Pero lo ocurrido en mi infancia me atormentaba de día y de noche necesitaba esta libertad.
Lo que ocurrió en este casa llevo a mi hermano
a suicidarse. Yo estaba presente cuando ocurrió pero no quisiera llenarme de
cólera, aun no, por este terrible acontecimiento en mi familia. Él se fue por
la vía fácil pero nunca intento hablar siempre estuvo callado ¿Por qué hermano
mío no hablaste? ¿Por qué no hable yo antes de lo que te ocurrió? ¿Padre por
qué no nos previniste de este mal que tú también tenías? Nunca encontré
respuesta sencilla a estas preguntas, siempre involucraban a doña muerte.
La mire por un buen rato,
ya estaba demasiado gastada por los años pero su rostro aun poseía esa mirada
que me aterraba. Sus hojas se me quedaron mirando estaban pidiendo ayuda.
Me fije en la hora
nuevamente, las once eran y pensé que esto tardaría un buen rato, el que se
desangre una persona era lento pero bueno quería que sufriera lentamente pero
no que tardara tanto. En eso llamaron a la puerta, ¿Qué persona tan imprudente
sería esta que tocó? Pensé, fui a abrir, era una muchacha pregunto sobre la abuela.
-Se encuentra la señora María.-
me dijo.
-No, no se encuentra- le
conteste- salió fuera de la ciudad.
- Pero cómo,- me objeto-
ella nunca sale a si como si nada. Por lo general me avisa a mí para que no
venga a las clases de francés.
-Créeme muchachita, ella se fue. Solo que no
sé cuándo volverá.
-Bueno, si usted lo dice.
Mas estas palabras no
fueron suficiente, no me creyó. Seguí persuadiéndola de que así fue pero ella seguía
sospechando, nunca me había visto; no me conocía, en verdad era muy lógico que
ella dudase de mí, se retiró pero no
conforme con mi respuesta.
Salí de la casa porque desconfiaba de esta
joven. En lo que seguía a la muchacha, note que las personas nunca se habían
imaginado lo que ocurría en esa casa, que su lugar de conformidad fuere
perturbado por un liberador asesinato. Estando cercas de la casa de la muchacha
me asome por la ventana de la cocina, ella y su madre platicaban pero no escuchaba
lo que decían, la madre tomo el teléfono en eso la joven voltea hacía la
ventana y yo me escondí.
Corrí lo más rápido hasta
la casa de la abuela, termine algo cansado pero solo espera que nadie me haya
oído correr. Llego y oí sonar el teléfono, no conteste. Solo deje que sonara hasta que dejara de hacerlo.
Pero era muy insistente.
No lo pensé solo fui al
cuarto de la abuela y saque su revólver, estaba escondido en su ropero como
siempre estaría en ese lugar, regrese a la sala y viendo hacía el sofá apunte
pero nuevamente sonó el teléfono y yo aún no contestaba, su sonido me
desesperaba. El revólver se disparó, esto alarmo a todos los vecinos.
Fui libre por fin cuando concilie mi venganza
pero acostas de la muerte de un ser humano, no me estaré engañando, acaso esto
es lo que buscaba. Pero las consecuencias de lo que hice se verían más a
delante.
En eso escuche voces a la
lejanía por lo alarmante del disparo, gritaron: ¡Un disparo! ¡Fue un disparo!
Me asome por una ventana, sin que me vieran, las personas estaban asustadas,
esto me divertía mucho, varias comenzaron a reunirse para indagar de donde
venía el sonido.
-Si escucharon, fue un
disparo- dijo un hombre de mediana edad.
-claro, pero de dónde
habrá venido- algunas personas observaban a su alrededor para ver si
encontraban el lugar de procedencia del sonido.
-¿Quién podría llamar a
la policía?- una mamá hablo.
-No se supone que una
patrulla inspecciona esta área- dijo un señor.
-Así es pero no sé ve por
ningún lado- dijo otro.
- Entonces que aremos
mientras llegan- dijo una señora.
En eso se acercó la muchacha, con su madre,
que había venido a la casa con estas personas.
-Esperen,- les dijo a los
vecinos- yo sé de dónde procedían esos disparos.
-Dinos
entonces- dijo un anciano.
Ella
apunto directo a la casa.
-
Es ahí en a la casa de la señora María.
Nunca debí haber abierto
esa puerta. Fue el peor error que cometí.
Ellos empezaron a
acercarse. De repente vi a algunos que tenían algunas herramientas: martillos, llaves inglesas, y uno con un bate
acercándose a la casa. Cuando estaban lo suficientemente cercas alcance a
escuchar a una decir- tú, vete por atrás para que no se escape- lo detuvo otro
hombre que quiso acompañarlo. Entonces dispare a este grupo de hombres.
No dude en hacerlo al fin
y al cabo ellos iban a venir y tendría que haberlo hecho si no fuera así me
atraparían. Se espantaron por el segundo disparo, le di a uno pero aún seguía
vivo lo veía moverse desde la ventana, unas señoras gritaron: ¡Llamen a la
policía! ¡Llamen a la policía! Me quede mirando cómo la gente corría por todas
partes, sentí un poco de risa al ver como corrían pero des pues de un rato deje
de ponerles atención.
A lo lejos se oyó la patrulla que había visto
antes pero me sorprendió que nunca haya llegado pro el primer disparo, la vi
estacionarse en la casa de enfrente. Los policías fueron a auxiliar al herido,
algunas personas fueron con ellos, y apuntaron a mi dirección, esto me hizo
estar alerta.
Baje directo al sótano pero con mucho temor más al no tener
en donde esconderme tuve que ir, cerré la puerta para que me diera algo de
tiempo. En ese lugar ella poseía algunos envasados y unos machetes ya antiguos
pero en este sótano solo contenía una lavadora con varias sillas y eso se me hizo sospechoso,
mi abuela siempre tenía su lavadora en el patio.
Inspeccione el lugar más
detalladamente y vi que no era el sótano de mi abuela. ¿Qué es lo que hare
ahora? Me dije en esos momentos en que supe que no era mi abuela, sonreí- soy
en verdad un estúpido, la abuela ya había muerto- me lamente por esta señora y
sentí tristeza de mi equivocación pero
hubiera deseado que ocurriera lo contrario.
Revise el arma solo contenía una bala pero
tenía el cuchillo también, tome una silla cercas de donde estaba y me senté.
Por una pequeña ventana que tenía el lugar vi algunas luces de una patrulla tal
vez de otra patrulla que vino a reforzar a la anterior. Deje de poner atención
y solo espere a que llegaran.
Esto no me sorprendió, en que la seguridad en
estos lugares fuese rápida ya sabía que
para este tipo de gente siempre se les atendía mejor. Al fin y al cabo eran los
más importantes. La gente como yo que tiene serios problemas nos tenemos que
aguantar. Nunca se preocupan por nosotros, así que tendremos que arreglárnosla
como podamos.
Los oficiales entraron
presurosos a la casa, avisados por los vecinos de un loco que le disparaba a la
gente, ellos sacaron sus armas en caso de que se les tomara por sorpresa.
Lo primero que vieron fue el cadáver de la
abuela junto a un chorro de sangre con un agujero de bala en la cabeza, fueron
a inspeccionar el cuerpo que ya no tenía vida, revisaron el lugar por todas
partes para encontrarme pero no aparecía, el único lugar que les faltaba era el
sótano nunca imaginaron lo que se encontrarían en ese lugar.
Derrumbaron la puerta la cual había cerrado
antes, atentos los oficiales no pudieron
evitar ver mi cadáver ni yo podía evitar verlo, junto a él un revolver y un
cuchillo. Tenía una bala en el pecho el cual estaba destrozado.
Los policías esperaron a
que llegaran las ambulancias para que recogieran el cuerpo de la abuela y él
mío, por mientras llegaba pusieron la cinta de prohibido el paso para que
ninguna persona pasara a la casa. Todo el vecindario se enteró de lo ocurrido,
cada persona enterada por uno que otro pajarito. Un vecino se acercó lo más que
pudo a un oficial y le pregunto:
-Oficial ¿Qué ocurrió
aquí?
-Disculpe señor pero no
se me es permitido hablar del caso. Ningún civil tiene permitido saber lo
ocurrido.
-Pero oficial, las
personas del fraccionamiento necesitan saber lo ocurrido en esa casa, no ve que
todo estamos asustado.
-Discúlpeme realmente
señor pero no me lo permiten. Son
órdenes del comandante y según nos dijo él de los meros jefes.
Al ver que no podría
tener respuesta alguna con este policía fue en busca de otro. Pero decidió
implementar algo más.
-¡Oficial! Disculpe.
-Sí, ¿Qué es lo que
quiere?
-Saber con certeza lo
ocurrido en la casa- se le ocurrió darle algunos billetes en su chamarra.
Este policía dudo un
momento, le dijo que esperara. Al regresar le dijo que un psicópata mental que
se hacía llamar Óscar vino y asesino a la señora María. Según los informes de casos similares él estuvo en
varios países cometiendo crímenes similares, entre los países se encuentran
Cuba, Colombia y Venezuela entre otros. Pero en este momento no se tiene ni
idea el por qué se suicidó ni por qué escogió este lugar para cometer su
crimen. Estos siempre viven engañando a la gente me dije a mi mismo.
Yo estaba atento a sus
palabras aun fuese solo un espíritu vago, sé que tendré mucha influencia en el
futuro este acto, el cual hice, no será
ni el ultimo ni el primero pero el que puede comprenderlo entenderá más esto ya había terminado logre lo que me
había propuesto aun solo fuese una equivocación pero fue liberadora. Solo que
nunca pensé que tendría precio, el de mi vida. Pero no me iba a dejar atrapar por estos cabrones
ni mucho menos por la opresión de la abuela.